Cómo conseguir el trabajo de tu vida

Mi amiga Monika me preguntó cuando me conoció que cómo había conseguido este trabajo. Le hice las siguientes instrucciones:

Paso 1: Universidad ¿Qué estudio y dónde?

Lo primero es contar en casa que quieres estudiar la carrera de Traducción en Granada. Tu madre, la mujer más ahorrativa de la historia, que te compraba la ropa tres tallas más grande para que te durara muchos años, te dirá que eso es muy caro, que te busques una vocación que se pueda estudiar en la Universidad de Sevilla. Haz el favor.

Mira qué bien estaría Filología Inglesa, en el Rectorado, que te deja el autobús desde el barrio casi en la puerta de la facultad.

Por suerte, abren la carrera de traducción en la UPO, a una hora de casa en autobús, y esquivas dramas familiares, por el momento.

Paso 2: Erasmus ¿Qué te vas dónde?

Lo siguiente que hay que hacer es echar la solicitud del Erasmus y contarlo en casa como si fuera una nimiedad. Si es posible, cuéntalo un domingo encima de una paella familiar. Con suerte tu padre te gritará mientras escupe arroz: «Pero ¿Dónde vas a ir tú, inútil?»

Respira hondo, empatiza con él, es un hombre de otra generación, su idea del extranjero es trabajar en la vendimia en Francia y dormir en barracones pegado culo con culo con su primo. Seguidamente responde con total naturalidad: «Papá, me voy a Alemania de Erasmus, con tu permiso o sin él.»

Esta frase sentará las bases de muchas futuras conversaciones de este estilo. Una no puede ir pidiendo permiso a sus padres cuando pretende ser una profesional internacional que se monta en aviones como la que coge un autobús y se maneja en mil idiomas y monedas.

En el aeropuerto, a punto de salir hacia Berlin, verás a una mujer joven, perfectamente maquillada, con traje de chaqueta y una maleta plateada de cuatro ruedas. Habla por el móvil de cosas que seguro son muy importantes mientras recorre el aeropuerto con seguridad en sus tacones de aguja. Soñarás con ser ella en unos años.

Al llegar al aeropuerto de Berlin te sentirás muy lejos de esa mujer. Estás perdida, no entiendes nada y te estafan al coger el taxi a tu piso.

En Alemania intenta echarte un novio extranjero, alemán si es posible. Una no puede tener una carrera internacional si no tiene un novio de otro país. Tras muchos intentos de ligar con alemanes acabas con un chileno. Hispanoparlante no es lo ideal, pero al menos aprenderás cultura y comeréis cosas ricas.

Llegados a este punto te encontrarás en una encrucijada. Ante la crisis económica mundial de 2008 volver a España podría ser un error garrafal cuando es una opción luchar por trasladar tu expediente a la Freie Universität y acabar la carrera allí.

Sin embargo, la idea de subsistir en Berlin trabajando de camarera o de friegaplatos mientras estudias a la vez pierde el encanto después de un par de noches recogiendo botellines del suelo de una discoteca.

Paso 3: Graduación ¿Y ahora qué?

Vuélvete a España. Solo te quedan dos años para acabar y entre las becas y las clases particulares ahorras un dinero para irte a Alemania de nuevo, ya graduada, con un programa de auxiliar de conversación de lengua española en un instituto.

Tu novio chileno volverá a la escena, pero por poco tiempo. Te darás cuenta de la suerte que tienes por ser ciudadana europea. La idea de casaros para que él se pueda quedar surgirá en muchas conversaciones. No te cases.

Él se volverá a su tierra y cuando acabe el curso tú te irás a Chile también. El anuncio a tu familia de la próxima partida a Latinoamérica te devuelve a la frase lapidaria sobre el Erasmus. Tu madre anunciará que te piensa esconder el pasaporte y tu padre te dirá que se emigra a los países que están mejor, como Alemania, no a los que están peor, como Chile.

Es importante tener ya el billete comprado, solo de ida, antes de anunciar nada. Tus padres, prácticos hasta el final, no querrán que desperdicies los 1.000€ que ha costado el billete.

En Chile trabajarás de lo que pilles: hoteles, clases, traducciones, intérprete de conferencias… En algún momento sospecharás que tu visado de trabajo dejó de ser legal. Te lo dieron para tu primer empleo y hace meses que estás en otra empresa.

Sin embargo, lo clave de esta etapa es dedicarte durante meses a traducir aburridísimas licitaciones de la industria minera durante ocho horas al día encerrada en tu casa.

Paso 4: Comercio Exterior ¿Eso qué es?

Llegamos a otro punto de inflexión en el que tienes que preguntarte varias veces al día que qué c*ño haces tú en Chile y que por qué se te metió en la cabeza estudiar traducción. Si no te haces estas preguntas de manera constante día tras días no podrás llegar a la siguiente etapa: aplicar a otra beca que te obliga a volver a España, con su correspondiente ruptura.

Al examen de acceso a la beca se presentan más de 1.000 personas y solo hay 60 plazas. Aparte del examen escrito tendrás que hacer exámenes de 3 idiomas. En el oral de italiano en concreto harás el ridículo. Esta curita de humildad te vendrá muy bien.

A pesar de ello, conseguirás una de las 60 plazas y en la primera parte de la beca, el curso de comercio exterior, harás grandes amigos que luego resultarán una buena cantera de posibles puestos de trabajos “de lo tuyo”. Todavía no tienes muy claro qué es esto del comercio exterior y al acabar el curso tampoco has resuelto muchas dudas, pero lo importante es que tienes por delante dos años de trabajo bien pagado.

El primer año trabajarás en la Oficina Comercial de la Embajada de España en Canadá, promoviendo empresas españolas que quieren vender en ese mercado. A la vez que tú también llegará a Norteamérica una ciclogénesis explosiva que hace que la temperatura en Toronto ese invierno ronde los -30ºC. Sorprendentemente, en la maleta te cabe la ropa de abrigo, las botas de la nieve pero también el bikini y los shorts. En este punto serás una experta en el arte de meter tu vida en una maleta de 20 kg.

Pero el frío te da igual. Parece que por fin estás viviendo el gran sueño: vas a la oficina en trajes de chaqueta, hablas inglés todo el tiempo y haces tu primer viaje de trabajo sola, a Vancouver.

El glamour del viaje a Vancouver se te pasa cuando antes de entrar al palacio de congresos te cae kétchup en la camisa y tienes que tirarte el día entero escondiendo la mancha tras la identificación que llevas colgada al cuello.

Paso 5: Encontrar la vocación por casualidad

En los últimos meses antes de volver a España tienes que elegir una empresa andaluza en la que hacer la segunda fase de la beca. Haces muchas entrevistas y, por algún motivo, la empresa que más te atrae es una universidad.

No te ves vendiendo tuberías, ni fresas, ni aceite de oliva. Por mucho dinero, trajes de chaqueta y viajes de trabajo que suponga eso.

Pero sí te imaginas en la oficina internacional de la universidad, motivando a jóvenes a hacer lo que tú hiciste, plantar cara, vivir sin permiso, cambiar sus vidas, transformarse ellos mismos, buscar hasta encontrar o buscar sin encontrar…

El trabajo supondrá mucho papeleo y procesos de selección, pero también muchas sesiones de terapia con jóvenes españoles que no saben si irse de Erasmus o no, visitas con estudiantes internacionales al hospital o a extranjería, recogerlos o llevarlos al aeropuerto, anuncios de malas y buenas noticias, lágrimas de alegría y de pena.

Le explicas todo eso a Monika ese día y luego os haréis amigas. Ella volverá a España a hacer un máster y tú la recogerás en el aeropuerto. Te dirá que no sabe cómo agradecértelo. Pídele que algún día recoja a una chica extranjera en un aeropuerto.